Unidad Penitenciaria N° 9 de
miércoles, 17 de julio de 2013
Evento en la U.9 por el Día del periodista
Unidad Penitenciaria N° 9 de
jueves, 11 de julio de 2013
Atrapamuros en el Frente Popular Darío Santillán - Corriente Nacional
Desde hace poco más de un mes el colectivo Atrapamuros forma
parte del Frente Popular Darío Santillán – Corriente Nacional. Esta decisión
colectiva nos entusiasma y moviliza, porque sintetiza años de militancia y los
potencia de formas diversas, abriendo mil caminos difíciles de pensar hace
pocos años, al mismo tiempo que hermana nuestra lucha cotidiana con la de
tantxs otrxs que nos movemos por un cambio radical en nuestras sociedades.
La relación entre Atrapamuros y el FPDS siempre fue muy
cercana. De hecho, el grupo a partir del cual nacimos como colectivo fue
conformado por el AULE, la agrupación del FPDS-CN en la Facultad de Humanidades
de la UNLP, hace ya más de seis años. Poco tiempo después de esa primera
convocatoria Atrapamuros aparecía como un colectivo nuevo, diferenciado del
AULE pero no por eso alejado de sus luchas, para comenzar un recorrido propio.
jueves, 4 de julio de 2013
Expresiones de un cambio
Suena la campana de
un reloj de péndulo marcando las doce en punto de la noche. Frente al sillón
donde me encuentro, donde dejo caer las agonías diarias de este martirio que me
causa la etérea existencia, cuelga en la pared, junto a la chimenea, un cuadro.
Es un cuadro abstracto que en un tiempo tuve la fuerza de terminar, aunque, a
pesar de ser amante del arte, siempre he carecido del poder que necesita todo
artista para satisfacer sus metas y concretarlas.
Al analizarlo
atentamente, divisé, de modo vago, el movimiento leve de unas cuantas de sus
líneas; pero pensando con lógica asumí que sólo habría sido a causa del reflejo
del fuego o tal vez resultado del cansancio que mi cuerpo albergaba.
Refregué mis ojos
con ambas manos y me serví una copa más de vino añejo. Mientras me acercaba a
la chimenea para agregarle leña, con la copa en la mano, observé nuevamente el
cuadro y esta vez comprobé que en realidad la simetría del dibujo iba
cambiando, como también la velocidad de sus transformaciones.
Mis ojos,
anonadados, empezaron a irritarse por las amorfas piruletas de las líneas y por
los matices de aquella suerte de óleo, mientras que el sonar del reloj
continuaba sin fin, como si hubiera atrapado en su eternidad al asustado
corazón mío. Todas las demás cosas del lugar quedaron naufragando en la
oscuridad, pues el fuego se extinguió de repente dejándome a merced de las
fauces de la noche. Sólo se veía el cuadro, aquel portal que algún ente o
energía manipulaba a su antojo.
De pronto, las
líneas, los matices y los contrastes se detuvieron dejando una forma de
expresión por demás curiosa. Frente a mis ojos aparecía una paloma con una
espada negra atravesada de lado a lado, toda ensangrentada. Llevaba en su pico
una rosa roja. No podía volver de mi asombro. Aquella pintura, que una vez fue
el comienzo del sueño de ser artista –sueño que quedó suspendido en la poca
altura que mi amor le había dado- había tomado vida por algún maleficio
diabólico, hechizo, magia o conjuro.
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