martes, 6 de agosto de 2013

Leyendo entrelíneas: para que no se nos escape lo que dicen las palabras

“El ataque a la jerarquía debe comenzar con un ataque a las definiciones,
etiquetas y nociones convencionales de quién es quién y qué es qué.”
Howard Becker, Outsiders.


(Nota publicada en la revista Atrapamuros #4)

El significado de las palabras no es algo universal. La misma palabra puede significar algo diferente dependiendo de quién la diga, en qué momento y dónde. Como ocurre en la cancha, en la escuela, en la mesa y en la calle, en la cárcel las palabras adquieren cierto contenido propio. No me refiero al famoso “idioma tumbero” (o no sólo a él), sino a ciertos cambios que se generan en algunos significados.

Por ejemplo, en charlas fuimos aprendiendo que “mi rancho” es la persona con la que se comparte celda, una especie de familiar, con el/la que más tiempo se pasa y con el/la que se llega a construir una relación afectiva muy fuerte. También supimos que “la latita” suele referirse, en las cárceles de mujeres, al camión de traslado; y que en un relato el “me subieron a la lata”, por más que no siempre vaya acompañado de aclaraciones sobre cómo fue, expresa muchos problemas y percances. Pero además de estos cambios en las maneras de nombrar, descubrimos otros que si bien estaban ahí, a la vista, fue necesario ir combinando observaciones, charlas, lecturas y reflexiones para notarlos.

Algunos de estos cambios tenían que ver con modificaciones que se producían en el significado de algunas palabras debido al contexto nuevo en el que nos encontrábamos. Por estar en la cárcel y por cómo funcionan las cosas allí, ciertas palabras implican otras cosas. Abajo siguen algunos ejemplos de lo que digo, palabras que podrían definirse de la siguiente manera:

Visita: momento de la semana o el mes en que se tiene contacto con alguien de afuera, algún familiar o amigx. Momento en el que aquellxs a quienes se quiere dejan de ser una voz al otro lado del teléfono o un recuerdo en los ratos de nostalgia. / Oportunidad de conseguir lo indispensable (si la familia puede, claro): comida, abrigo, pañales, leche, frazada, cigarrillos, tarjetas de teléfono.

Afuera/la calle:  Lugar donde se ansía volver a estar, con muchas esperanzas y muchos miedos.


Feriado: día en que no se realiza ninguna de las actividades de la semana. Ocasiones en las que se pasa más de 24 horas encerradx en el pabellón.

Buzón: celda de castigo o de admisión, separada del resto, con poca luz natural, sin agua, sin baño. / El aislamiento como castigo, una de las prácticas más crudas y retrógradas que visualiza cómo funciona la cárcel.

Oficio: trabajo al que pocxs acceden, por lo general de escasa calificación, sueldos mínimos que encima suelen no cobrarse. Muchas veces coinciden con el horario de las actividades educativas.

Otros cambios se producían al ver que las palabras son tramposas y que su significado depende de quién hable. Las personas tienen una visión parcial de la realidad, sólo ven una parte de ella y sólo hablan de lo que les parece que hay que hablar. Además, lo que dicen depende de sus intereses y creencias. Por esto, dependiendo de quién hable, las siguientes palabras podrían ser definidas más o menos así:

Conducta
Penitenciario/a: evaluación del desenvolvimiento general, respeto a las normas y reglamentos de convivencia, incluye la posible aplicación de correctivos disciplinarios. Es elaborada por el Grupo de Admisión y Seguimiento, e influye en el otorgamiento de beneficios y cambio de régimen.
Preso/sa: nota que mira el/la juez/za para ver si te dan o no los beneficios que te corresponden. Depende de la voluntad del personal del SPB, el psicólogo siempre pasa mal examen, si reclamás algo o discutís con un/a penitenciarix te bajan la nota, si no hacés favores pasa lo mismo.

Requisa
Penitenciario/a: registro de seguridad de lo que ingresan las visitas y demás personas a la Unidad, en busca de objetos prohibidos.
Preso/sa: inspección de todo lo que trae la visita, y a la visita misma. El personal abre, mira y toca todo, la visita hasta se tiene que desvestir. / Razón por la cual no quiero que mis hijxs me visiten.

Encargado/a de celda
Penitenciario/a: oficial que está en continuo contacto con lxs internxs. Se ocupa de dar el pase de un espacio a otro, colabora en informes, guardia, vigilancia.
Preso/a: el/la que está en cada reja y te da pase. Tengas justificación o no depende de sus ganas el que puedas pasar.

Ya dando fin, vale preguntarse: ¿Para qué tanta vuelta? ¿Con qué nos quedamos después de tanto relativismo? En primer lugar, con notar que existen otros mundos de significados más allá del propio, con los cuales no siempre se tiene conexión (no de manera consiente al menos), y a los cuales no se puede entender en su totalidad si no salimos un poquito de nosotrxs mismxs, de nuestras certezas y sospechas, de nuestros miedos y prejuicios.

También es necesario que nos permitamos dudar sobre algunas de nuestras ideas y sobre las que escuchamos a diario. En parte, las palabras son modos de captar y entender lo que nos rodea. A través de ellas conocemos la realidad, sobre todo aquélla con la que no tenemos otro tipo de contacto. La cárcel, lugar aislado, cerrado y desconocido está cubierto por muros de los cuales sólo se permite que salgan ciertas imágenes y ciertos discursos. Aún más, no sólo lo que sabemos de ella depende de las imágenes y afirmaciones distorsionadas por los medios de comunicación y por quienes nos quieren hacer creer que todo está en orden, sino que la palabra “cárcel” ya nos transmite una variedad de significados y realidades que damos por ciertas.

Es en esos significados que mencioné donde podemos buscar parte de la explicación de esa realidad que hoy es la cárcel. Encubiertos, esos significados contribuyen a que parte de la cárcel permanezca tal cual está. Si, como ya dije, las palabras influyen en nuestra manera de entender la realidad, también influyen en nuestras acciones. Quiero decir, ver a la educación como un beneficio es transformar un derecho en un privilegio al que se accede sólo si se tienen ciertas condiciones. Y al entenderla como un beneficio, es muy probable que actuemos hacia ella de manera muy distinta a como lo haríamos si la entendiéramos como un derecho.

En esto radica parte de lo siniestro de la cárcel y del cinismo de la sociedad. Estamos llamando resocialización al castigo, reinserción a la marginación, justicia a la injusticia. Esto no tiene que ve con el respeto de los puntos de vista de cada unx, ni con la variedad de creencias e ideales, sino con la imposición de cierto significados y modos de ver sobre otros (y a través de ellos, de ciertos intereses). A pesar de lo que se diga, la cárcel margina, no educa, tortura, estigmatiza, no integra, castiga, no ayuda; y mientras no la cuestionemos va a seguir haciéndolo.

Marino C.

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