lunes, 23 de febrero de 2015

Entre Nisman y Cigarán: justicia para todxs o justicia para nadie


“¡Justicia!” El pedido por la justicia es uno de los reclamos más comunes que ha habido en la historia, un reclamo que se hace presente a diario, con el que convivimos. Pero ¿qué significa realmente?

Extremadamente variado es el contenido de ese grito de justicia, y la última semana ha sido una demostración de esto: dos actos que a simple vista son fuertemente contrarios pero que tienen gran conexión.

Por un lado estuvo la llamada “Marcha del silencio” o 18F. Una manifestación que tuvo como base la demanda de justicia por la muerte de Alberto Nisman. Una demanda cargada de contradicciones, arguyendo la necesidad de defender las instituciones republicanas, son los propixs funcionarixs del sistema judicial quienes se autoexigen el reclamo, y se organizan y convocan a una marcha “apolítica” cargando las tintas sobre el gobierno. Una marcha de la que “todo el mundo habló” debido a la magnificación y épica que le dio la cobertura de los medios masivos de comunicación.

Por otro lado, el viernes 20 de febrero en la ciudad de La Plata, se realizó una marcha reclamando justicia por el caso de Omar Cigarán, un pibe del Barrio Hipódromo que el 15 de febrero de 2013 vio terminada su vida –como muchxs otrxs– por culpa de la maldita policía. Como pasa en movilizaciones por casos similares, la del viernes no salió en los grandes medios ni se hicieron presentes miles de personas. Responde a un reclamo más humilde pero que debería ser igual de importante para nuestra sociedad, un reclamo que sin miedo se declara político al grito de “¡Ni un pibe menos!”

Viendo cómo estas marchas tienen un carácter tan diferente, vale ponerse a pensar qué es esa justicia de la que tanto se habla. ¿Es la misma en ambos casos?